Historia del corcho, más allá del tapón

Por Josep Espadalé, director del Museu del Suro de Palafugell Artesanos - Nevera con aislamiento de corcho Nevera con aislamiento de corcho.

El corcho es un material que ha sido muy apreciado en razón de sus propiedades físicas: ligero, aislante térmico y acústico, impermeable, elástico, inerte, resistente, con poder de rozamiento y agarre y corrector vibrátil. El hombre ha sabido aprovechar las virtudes del corcho desde la antigüedad hasta nuestros días, con aplicaciones que combinan sus diferentes cualidades.

Uno de los usos más antiguos que se conoce es el balizamiento de puertos y la fabricación de elementos marítimos y de pesca. Los escritores latinos Varrón y Columela advirtieron que el corcho era el material idóneo para la fabricación de colmenas y, por esta misma capacidad aislante, se utilizó también para manufacturar fiambreras.

En zonas corcheras del norte de África y Europa, durante la Edad Media, se usó el corcho para la construcción de féretros y para el recubrimiento de techos de viviendas. Asimismo fue muy importante el corcho en la elaboración de chapines desde el siglo XV al XVII. Sin embargo, el uso más extendido de este material es el sellamiento de recipientes: ánforas griegas cerradas con tapones de corcho inician el largo recorrido de esta aplicación, que actualmente se demuestra insustituible.

En el origen de la sistematización de la producción de tapones intervienen las mejoras en la fabricación del vidrio producidas durante el siglo XVII, que tienen como resultado una botella con la resistencia suficiente para ser transportada sin romperse. Estos nuevos recipientes, tapados con corcho, se adoptaron rápidamente para los vinos tranquilos y espumosos.

La industria corchera ha estado ligada a la vinícola a lo largo de la historia, pero no necesariamente limitada por ella. Al contrario, el crecimiento y la diversificación del sector se debe a una gran demanda de corcho en múltiples áreas. Un sinfín de objetos se fabricaron con este material a partir de la innovación tecnológica asociada a la industrialización de finales del siglo XIX y principios del siglo XX: desde papel para las boquillas de los cigarrillos, suelas de zapatos, cilindros de las máquinas de hilar y cascos para el ejército en los años 20, hasta discos para tapón corona, pasando por una multitud de especialidades.

Artesanos - Bobinas de papel de corcho para cigarrillos Bobinas de papel de corcho para cigarrillos.

La llegada de la industria de los aglomerados usó el corcho para el aislamiento de viviendas, frigoríficos y tubos de conducción de agua caliente. La gran era de los buques transatlánticos aplicó el corcho en los aislantes para tubos de calefacción y vapor, salvavidas y losetas de pavimento. La industria automovilística también acudía al mismo para las juntas de dilatación y los flotadores de niveles de aceite, entre otros componentes.

La compresibilidad del corcho permitió el transporte de objetos blandos, como frutas, o delicados, como medicamentos y productos químicos. La lana de corcho más fina se utilizaba desde la Primera Guerra Mundial para rellenar cojines y cunas de bebés. Las salvas para armas de fuego se hacían con piezas de corcho y en España se fabricaron macizos de corcho como sustitutos a la goma para ruedas de bicicletas durante los años 1942 y 1943.


Artesanos - Muestrario de tapones Muestrario de tapones.

Fue muy importante para la industria la creación del linóleo. Este material es producto de la mezcla de yute y aceite de linaza con corcho triturado. La popularización para el recubrimiento de pisos y paredes en hogares, hospitales y otros edificios públicos se debió a la practicidad y calidad de la mezcla (impermeabilidad, fácil limpieza, larga durabilidad, gran resistencia para tráfico pesado) y al atractivo del diseño colorista en patrones geométricos con la adición de pigmentos.


Esta diversificación e inventiva industrial pierde gran parte de su fuerza con la introducción gradual de materiales plásticos y sintéticos. A partir de la década de 1960, casi todos los productos mencionados anteriormente se fueron reemplazando de manera paulatina por otros fabricados con materiales cuya producción tenía un coste menor y una fabricación más ágil, aunque menos adecuadas para el medio ambiente.

Fotos: Archivo de Imágenes del Museu del Suro de Palafrugell